EL COMIENZO

Javi es un tipo con un espíritu aparentemente delicado.
Hace ya sus años que me habla de sus viajes a Senegal y, para acompañar sus palabras, muestra a quien quiere verlas, las fotos que toma prestadas de las imágenes de aquellas tierras y, sobretodo, de los rostros de aquellos niños.

Al principio no entendí bien su sutileza. Soy algo rudo en las cuestiones que extraño. Con el recorrido del tiempo, sí percibí que su forma de hablar, de mirar y de moverse iban adquiriendo el tono engañosamente frágil que ahora le reconozco enseguida.
Y un día caí en la cuenta de que su transformación tenía mucho que ver con Senegal.
Fue cuando empecé a prestar atención y advertí que su delicadeza provenía de la profunda sensación que le había causado conocer la miseria, no como la que nos parece reconocer en nuestro entorno, sino la absoluta. Es decir, el hambre y la enfermedad en todo aquello que alcanza la vista. Y digo que Javi es aparentemente frágil porque se debe necesitar una fortaleza enorme cuando decides volver a ver y sentir, año tras año, la desolación que aún permanece en tu memoria del último viaje a Senegal.

Y porque nos contagio del ánimo de ayudar y de las ganas de aprender, en su próximo viaje Javi tendrá la compañía de Anabel y mía (sirva como aliento que también tenemos la esperanza de conseguir momentos de diversión)