Os cuento la historia de Fatu, una niña a la que visitaremos uno de los diez días que esteremos en Senegal.
Conocimos a Fatu el año pasado, al segundo día de nuestra llegada a Senegal. Fatu siempre ha sido una niña triste porque nunca pudo compartir juegos con el resto de niños de su poblado. Nació con problemas motrices y mentales.
Pero lo que nos llamó la atención fue que apenas salía de casa. Su tamaño y peso empezaban a resultar una dificultad seria para que sus padres pudieran sacar a Fatu de paseo.
Así que compramos para ella una silla de ruedas (también algo de comida y juguetes).
El día que se la llevamos y la sentamos en ella, Fatu empezó a reírse.
Resulta curioso, pero el día que la triste Fatu se río, tanto a sus padres como a nosotros nos sorprendió tanto su felicidad que empezamos a llorar.
Conocimos a Fatu el año pasado, al segundo día de nuestra llegada a Senegal. Fatu siempre ha sido una niña triste porque nunca pudo compartir juegos con el resto de niños de su poblado. Nació con problemas motrices y mentales.
Pero lo que nos llamó la atención fue que apenas salía de casa. Su tamaño y peso empezaban a resultar una dificultad seria para que sus padres pudieran sacar a Fatu de paseo.
Así que compramos para ella una silla de ruedas (también algo de comida y juguetes).
El día que se la llevamos y la sentamos en ella, Fatu empezó a reírse.
Resulta curioso, pero el día que la triste Fatu se río, tanto a sus padres como a nosotros nos sorprendió tanto su felicidad que empezamos a llorar.
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